Votar es la mejor opción
Guillermo A. Zurga, lunes 23 de agosto de 2010.
Con relación a los artículos de algunos distinguidos columnistas, entre otras actividades dispersas con el mismo fin, promoviendo la abstención entre los venezolanos para las próximas elecciones parlamentarias nacionales, argumentando que existen otras salidas diferentes al voto, a la crisis nacional que hoy vivimos, contradiciendo de paso la decisión de la Mesa de La Unidad Democrática (MUD) de convocar a los venezolanos a votar, me voy a tomar la libertad de opinar sobre tales llamados, aún cuando no formo parte de ésta MUD.
Evidentemente que todos estos comentarios divisionistas tienden a confundir y a dividir a la oposición, obstruyendo además el tremendo esfuerzo que se está haciendo para lograr la unidad y participar democráticamente en tales elecciones. Particularmente pienso, que nos encontramos en una lucha ideológica entre las libertades representadas en una democracia, y la opresión representada en un sistema político totalitario representado en el comunismo, que niega las libertades contenidas en la “Declaración Universal de los Derechos Humanos emitida por la ONU”. ¿Quién a esta fecha puede tener dudas al respecto?
Las divisiones internas en ambos grupos, son insignificantes ante este determinante hecho. Ante una situación como ésta, no se puede actuar a medias tintas ni con medias verdades. Se es o no se es, de cualquier lado de esta dramática división ideológica a la que hemos llegado. La gran mayoría de los venezolanos hemos demostrado de diferentes formas que deseamos vivir en democracia plena, con justicia, pluralismo ideológico democrático y alternabilidad periódica en el poder.
Cuando intentamos visualizar algunas de esas otras salidas, de la crisis actual, señaladas por los abstencionistas, por más democráticas que éstas puedan aparentar ser, inexorablemente se llega a una zona de incertidumbres, debilidades, riesgos, peligros, e inviabilidad real, que nos obliga a retomar la única y mejor salida democrática que pueda existir, como lo es la del voto.
Los políticos, politólogos, analistas, sociólogos, militares retirados, líderes vecinales, gremios profesionales, universidades, amas de casa, trabajadores, comerciantes, industriales, y venezolanos en general, piensan que lo mejor es participar en éstas próximas elecciones y ganar la mayoría de curules en la asamblea, para tener presencia física y política en el sitio adecuado del debate político por excelencia de cualquier país, como debería ser la Asamblea Nacional.
Es con ideas, con la verdad, con hechos y con argumentaciones sólidas, como se combate a un gobierno totalitario cualquiera, bien sea este de ideología marxista leninista, como el venezolano actual. Intentar desestabilizar al gobierno con manifestaciones u otra clase de actividades de protestas violentas – aún cuando las acciones antidemocráticas y represivas del gobierno las provoquen o justifiquen – no es la vía. Al menos en la situación actual, ante la presencia de una gran oportunidad, como lo son las elecciones parlamentarias, que esperamos sean transparentes.
La idea de calendarle el oído a los militares inconformes todavía activos o retirados, para propiciar un golpe de estado cívico militar, tampoco es la vía; sobre todo si sabemos, que esa sería la solución ideal de la oposición, que preferiría y estaría anhelando el chavismo. Tal solución les daría excusas para tener su bahía de cochinos cubana en Venezuela, aplastando militarmente a la oposición y así perpetuarse en el poder, esgrimiendo el cacareado argumento de que somos golpistas y merecemos una dictadura. Ese gusto no se lo podemos ni debemos dar.
No olvidemos, que este gobierno ni es democrático ni pacífico, y está bien armado, entrenado y dispuesto a reprimir cobarde y brutalmente a manifestaciones pacíficas, tal como lo ha demostrado a lo largo de estos 11 dolorosos y angustiantes años. Además, sus dirigentes tienen una gran dosis de fanatismo, irracionalidad e insensatez, que les hace más peligrosos, mentirosos, manipuladores e insensatos. Recordémonos del 11 de abril de 2002 y reflexionemos seriamente sobre eso y la famosa frase de Lucas Rincón: “El presidente renunció y se le aceptó la renuncia”.
Es mundialmente conocida la tendencia de toda dictadura, de cualquier tendencia ideológica – bien sea esta de derecha o de izquierda - de hacerse de una popularidad aparente entre la población más pobre, con los argumentos de tipo: disciplinario, étnico, religioso, económico, y/o nacionalista; de manera tal que esta población acepte, defienda y justifique la permanencia indefinida en el poder de esa dictadura.
Dictaduras como las de Pinochet, Hitler, Francisco Franco, Fidel Castro, Saddam Hussein, Robert Mugabe, Kim Jong Il, Omar Hassan Al-Bashir, Aleksandr Lukashenko, Muammar Al-Qaddafi, y de muchos otros, se ampararon en el poder militar y en esas popularidades ficticias o construidas en base a manipulaciones, (para algunos fanatismo por adoctrinamiento), para pretender gobernar de por vida. Algunas dictaduras vigentes aún lo hacen. En consecuencia, para esas dictaduras, su vulnerabilidad evidente, es la pérdida progresiva de popularidad y de apoyo de las mayorías que inicialmente les aceptaban y defendían.
La única y menos deseable por el gobierno, a la salida de la crisis venezolana, es la democrática del voto. A esta solución democrática y pacífica, es a la única que al gobierno le teme, por ser la más legítima y transparente de todas. De hecho, esta solución ya empezó con las elecciones regionales pasadas, en las cuales la oposición recuperó importantes estados y alcaldías; y aún cuando el triunfo ha podido ser más contundente, el gobierno acusó el duro golpe de perder estados y alcaldías importantes, y todavía no se ha recuperado de esa derrota.
Independientemente de que el gobierno chavista, con todo el apoyo que tiene de las otras ramas públicas del estado venezolano, a quienes evidente controla y dirige, haga trampas o manipulaciones antes y durante el proceso electoral, no nos debe amedrentar o inhibir de ir a votar. No se puede hacer trampas todo el tiempo y en toda ocasión, sin que algún día se descubra, se sepa y exteriorice. Ya tenemos algunas evidencias de trampas anteriores, que esta vez debemos contrarrestar de alguna manera y con toda convicción y determinación. Por la tanto, la decisión de votar en las parlamentarias, es en esencia la única opción viable y sensata que tiene la oposición y el venezolano en general. Ya veremos qué pasa al final. Particularmente pienso, que llamar a la abstención en esta oportunidad sería un gran e imperdonable desatino. Fin.
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